CAMPUS EL HALCÓN (SAN PEDRO DE COLALAO)
El Colegio del Sagrado Corazón posee en la localidad de San Pedro de Colalao, localidad distante a 95 km. al norte de nuestra ciudad capital, un Campus y Albergue llamado "El Halcón", destinado a convivencias espirituales, deportivas,
culturales, etc. de toda la comunidad educativa. Este Campus está ubicado en un predio de cinco hectáreas totalmente cerrado; parquizado y arbolado con especies aromáticas (alcanfores, pinos y eucaliptos), posee un portón de acceso permanentemente cerrado frente a la vivienda. El albergue propiamente dicho, es una construcción de estilo colonial, de forma rectangular, con galerías perimetrales interiores, de gran amplitud y dos amplios jardines interiores. Consta además con dos salones dormitorios comunicados entre sí por puertas corredizas, que cuentan con veintidós camas individuales provistas con sus respectivos colchones y almohadas cada uno, un amplio baño con doce duchas con agua fría y caliente y piletones para el aseo matinal de los visitantes; en otro espacio físico, independiente, se encuentran diez sanitarios perfectamente instalados. Pose además dos dormitorios, uno individual y otro doble, con un baño compartido totalmente instalado.
También posee un salón de juegos con dos mesas de pin-pon, una de metegol. Al lado de este, se encuentra una sala de video con una pizarra y cincuenta sillas pupitres. A continuación se ubica el salón comedor con capacidad para sesenta comensales. Este comedor se encuentra comunicado con una amplia cocina industrial equipada con todas las comodidades necesarias para su funcionamiento. Al costado de esta construcción se ubica un quincho techado con pajas, con capacidad para cincuenta personas, amplia parrilla y mesada con pileta. Posee, también una cancha de fútbol y rugby con césped natural, que cuenta con iluminación artificial, para las actividades recreativas o formativas organizadas para la noche.
En otro de sus laterales, se encuentra la capilla dél predio, construida de madera rústica, con ladrillos a la vista, la simpleza no exenta es perfecta para el momento diario de reflexión y recogimiento espiritual.